De estudihambre a godín.
Hace 3 años ya que salí de la universidad, una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras de mi vida. Como muchos, tuve la oportunidad de irme de mi ciudad de origen a una de las mejores universidades de México y a una de las ciudades más cool del país, la UDLAP en Puebla. Fui foránea por cinco años aproximado, durante este tiempo aprendí, a la mala, a administrar no solo mi dinero, sino también mi tiempo.
En esta época mis papás solventaban todos mis gastos, tenía que vivir con lo que ellos me mandaban, lo cuál estaba bien, tenía lo necesario para comer y divertirme, suficiente para alguien de mi edad, muy pocas veces dejé mi tarjeta en ceros, la verdad es que no soy una persona que gaste en cosas cara y excéntricas, siempre he creído que no hace falta gastar los miles de pesos para poder divertirte y vestirte cool (mis únicas preocupaciones en esa época, LOL).
En fin, nunca he sido una persona conformista, siempre buscaba otras formas de obtener más dinero aparte del que mis papás me mandaban, con la limitante de que no podía buscar algún trabajo de medio tiempo porque la verdad es que no me daba el tiempo con la escuela, pero lo que sí podía hacer era vender cositas, hice pulseritas, libretas, en verano trabajaba (aunque solo duré 5 días en mi primer trabajo, pero lo intenté jajaja) y no era como que me faltara el dinero, en sí solo quería para comprar ropa, mi obsesión de toda la vida.
Es horrible cuando vas pasando por las tiendas y ves tantas cosas que te gustan, pero debes ajustarte a comprar solo 1 o 2, o 3, pero sabes que tendrás que comer atún durante una semana. Mi sueño era salir de la uni, conseguir mi primer trabajo y gastarme toooooodo mi dinero en ropa y maquillaje, claro que no pensaba en que necesitaba dejar dinero para comida, renta, gasolina y todas esas cosas aburridas de la vida adulta responsable.
El día llegó, me gradué, hice un millón de entrevistas y al fin encontré el trabajo cool que tanto había buscado, obvio en Flink. Una vez que esto pasó muy orgullosa de mi empecé a hacerme cargo de mis gastos y de los de mi perrita, Mía.
Con la emoción del primer sueldo me fui de shopping, le compré cosas a mis perritas y salí a divertirme sin restricción alguna. Pasó el primer mes, no me quedé en pobreza extrema ni dejé mi cuenta en ceros, me confíe y seguí gastando sin preocuparme por administrarme o ahorrar.
Pasaron 6 meses y fue aquí cuando recibí ese golpe de realidad, estaba planeando un viaje con mis amigas, comencé a hacer cuentas de los meses que llevaba trabajando y lo que debía tener ahorrado según mis cuentas (nunca fui buena en matemáticas deben saber). Fue ahí cuando me di cuenta que no tenía ni la mitad de lo que debía tener, mi primera reacción fue “el banco me está cobrando de más, me están robando” ya estaba lista para ir a echar pleito al banco, me contuve y comencé a hacer memoria de mis gastos aproximados.
¿En qué había gastado tanto?, ¿cómo alguien como yo pudo haber gastado tanto?, y lo peor viene cuando piensas en todo lo que pudiste comprar o hacer con ese dinero que no sabes ni en qué se te fue, en realidad sí sabía, solo no quería ver que había gastado todo en “pendejaditas”, mis especialidad, bolsas, ropa, chunches, luces de flamingo y hasta un disfraz de conejo y borrego para mi perrita Mía.
En realidad nunca he intentado ahorrar, pero a partir de este momento, ahorrar era mi prioridad número uno en la vida. Es obvio que siempre vamos a tener gastos e imprevistos que nos harán gastar más de lo que queramos, siempre vamos a querer comprarnos esa bolsa o esa blusa que fue amor a primera vista, digo, para eso trabajamos también, para darnos nuestros gustitos de vez en cuando.
Lo importante aquí es saber administrarte y comenzar a ahorrar, yo sé que suena de flojera, complicado y cero divertido, pero así es la vida queridos godines míos, al menos la de un adulto tratando de ser responsable y no morir en el intento. La verdad es que cuando conoces tus gastos es más fácil y no te tienes que limitar.
Haz presupuestos, cada quincena aparta el dinero que ocuparás en renta, gas, diversión y gustos culposos, mételos en otra cuenta o sácalos en efectivo y guarda esa tarjeta, así el resto lo podrás ahorrar. Si este método no te funciona, hazlo al revés, destina una cantidad mensual o quincenal para ahorrar de tu sueldo, esa apartala y guárdala en algún lugar. De esta forma te sentirás más seguro y menos culpable cuando salgan esos viajes improvisados con tus amigos o algún gasto con el que no contábamos. Sin mencionar que es súper importante comenzar a ahorrar desde ahorita para nuestra vida de viejitos pasitas o para invertir en algo a futuro, pero bueno, ese ya es otro tema del cual podríamos hablar por horas, pues puedes invertir en la bolsa de valores, en cetes, ahorrar en tu afore e infinidad de alternativas más.
Comenzar a ganar tu propio dinero y poco a poco independizarte es de las mejores cosas que nos pueden pasar en la vida si sabemos administrarnos bien. La transición de estudihambre a godín cuesta trabajo, pero cuando comienzas a gastar tu dinero en experiencias, sabrás que todo ha valido la pena. ¡Suerte!